La hípica es una afición
con grandes caracteres
voluntades de mecenazgos
y una sucesión de algarabías
triunfos y derrotas.
La meta por más cercana
que la veamos, se hace larga y tediosa
solo necesito tu comprensión
la cancha recta y libre
pero con tu amor.
Por el cansancio casi todos
los potros aflojan el tren de carrera
tenemos que aceptar la derrota
no hay fotos, ni caricias, solo resignación.
En los finales palpitantes
ganabas el cabeza a cabeza
y a tus apostadores los sacabas
de la pobreza llenando su oquedad.
Saber ganar y perder
es el equilibrio perfecto
de todo buen hípico debe tener
en cualquier hipódromo cercano.
De la horrible soledad me salvabas
Yegua mía, eras la diva de los clásicos
de los años 1985 – 1986.
Contigo mis tristezas se volvió alegría.